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9/18/2007

Por que todo tiene un principio


La influencia de la cultura judeo-cristiana ha sido de la mayor importancia en occidente. Si hubiera que definir los pilares que sustentan nuestro mundo moderno de occidente sin duda diríamos que la religión católica, la filosofía griega y el derecho romano. Comenzando por este último, sabemos que sus bases se extendieron a la mayor parte de los países y que incluso aquellos países basados en el common law tienen algún vejo de "romaneidad"; lo que es más, incluso si los sistemas no preservan muchos de los fundamentos de la vida legal romana, al menos comparten aquella lengua sinónimo de erudición, el latín.
En lo que toca a la influencia griega, sus aportaciones son inconmensurables, el uso de esa lengua sigue vigente en las clasificaciones taxonómicas en particular y en las ciencias en general. La influencia de la antigua mitología griega se encuentra presente, aunque bastante difuminada y hasta deformada, en los cuentos, historias y películas de nuestros días. Sin embargo, la influencia de la religión católica es para muchos menos obvia (aunque no entiendo por que), en nuestro día a día. Basta con pensar en la palabra infierno - inferno - mundo de abajo, este concepto de un demonio, flamas que arden y gente castigada por toda la eternidad no pertenece sino a una visión medieval creada por la iglesia como forma de control.
La traducción no se encuentra a salvo de estar semi sumergida en este mundo católico medieval, no sólo por su inherente crecimiento y florecimiento durante la baja edad media, sino también por su antaño cercana relación con la religión. En la gran mayoría de los casos, evangelizar significó también traducir, acercar los textos a los nuevos adeptos en potencia (aunque tal vez más en cautiverio), llevar a su lengua la palabra fue una tarea titánica, pero también de gran valor para el mundo de la traducción, ya que proporcionó experiencia de gran valor para tan difícil oficio. San Jerónimo, uno de los padres de la Iglesia católica, se encargó de producir un texto que el común del pueblo pudiera leer: "La Vulgata" (vulgo = pueblo) y de esa forma llevo la evangelización un paso adelante.
La biblia misma pone a las diferentes lenguas como un castigo o maldición lanzada sobre la soberbia humana, la historia de la famosa torre de Babel resulta un análisis metafórico del quehacer del traductor, una mirada a la imposible tarea que el armado caballero debe intentar con la esperanza de lograr, pero con la seguridad de que su tarea nunca terminará. Es por esto que comienzo este blog con el capítulo 11 del Génesis, no por ser muy católico (Dios me libre) sino por considerar, al igual que muchos de los maestros que por suerte tuve, que la historia de la traducción está ligada a la historia de la religión y que por lo tanto ambas son obligadas para los traidores que a estos menesteres nos dedicamos. Sirva pues lo que sigue, como epígrafe y epitafio de una tumba aún no cabada.
"Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Ea, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego». Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: «Ea, edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la Tierra».
Mas Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros». Así, Yahveh los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel, porque allí confundió Yahveh la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie." Génesis 11

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